HIPÓLITO LÁZARO 1887–1974 fue un famoso tenor lírico español considerado en su época el sucesor de Enrico Caruso y fue también comparado con el legendario Giovanni Battista Rubini (1794–1854) aunque Rubini hacía los agudos en falsete. Una cosa si tenían Rubini y Lázaro en común es el vibrato caprino que cayó ya en desuso sobre 1925 del siglo XX.
Fue el tenor protegido de Mascagni y fue un tenor del verismo por excelencia, viajó al Teatro Colón de Buenos Aires entre 1915 y 1922, donde protagonizó La fanciulla del West, Manon Lescaut, Tosca, Il piccolo Marat, La Gioconda, Cavalleria rusticana, Isabeau, Manon, La bohème, Francesca da Rimini, Iris, Aida y La Dolores, y en Nueva York (Madama Butterfly, 1920), La Habana, Porto Alegre (I puritani) y Río de Janeiro, donde cantó Tannhäuser en 1914.
Antes ya había cantado en Londres, El Cairo, Alejandría, Port Said y Brumate, lo hizo con La boheme en el Teatro dal Verme de Milán en 1911, Rigoletto en el Teatro Costanzi romano y con Isabeau, de Mascagni, en el Teatro Carlo Felice de Génova. Mascagni le hizo su tenor favorito, componiéndole el papel de Ugo en Parisina en 1913 en La Scala.
En 1918 debutó en el Metropolitan Opera House como el Duque de Rigoletto con un éxito formidable, como destacó la portada del periódico New York Herald: «Spanish tenor makes a hit in Rigoletto».
Desde 1921 fue un importante Radamés en Aida, en Los hugonotes y en zarzuela. En 1924 estrenó en la Scala, La cena delle beffe, de Giordano, dirigido por Arturo Toscanini.
Sus últimas actuaciones fueron en La Habana en 1950, en Marina, Aida y Rigoletto, de donde tuvo que huir precipitadamente cuando estalló la revolución dejando allí toda su fortuna.
(Lázaro todavía tenía reminiscencias del vibrato caprino del siglo XIX que fue actualizando a la nueva moda...)